Cuando uno hace un cocido gallego, lo primero de lo que hay que ocuparse es de seleccionar buenos productos. Así, por un lado tenemos la verdura de hoja blanca y verde. Por otro, es importante que haya una variedad y cantidad de partes de cerdo desaladas, incluidos el lacón, chorizos y, también, pollo y ternera. Ni que decir tiene que las patatas son un elemento esencial y que las habichuelas dan un toque especial.
Acompañaremos todo lo anterior con un buen pan de leña, agua y/o alguna que otra bebida espirituosa.
Lo fundamental está, primero, en desalar bien el cerdo. Después, el secreto se encuentra en cómo se cocinan los diferentes ingredientes. Nos llevará mucho tiempo, horas, porque cada uno de ellos se cocina por separado. La verdura, con algunos chorizos, por un lado. La carne de cerdo y más chorizos por otro. La ternera y el pollo han de cocinarse cada uno en su olla. Las patatas no se mezclarán con las verdura hasta el final, porque la primera tarda mucho en acabar de cocinarse.
Un buen cocido se basa en mantener el sabor de cada ingrediente junto con los otros, provocando una mezcla única en el paladar.
En nuestra vida, las personas que pasan, están y/o se quedan, son los ingredientes que nos alimentan y dejan marcas en nuestra personalidad. Cada uno de ellos aporta su esencia y sabor en nosotros. Tenemos que saber combinarlos para que el sabor sea único, el mejor, y que deseemos volver a cocinar con ellos o, si es necesario, cambiar la receta.
Yo, tú, también seremos los ingredientes de otras personas. Es por ello que tenemos que ser únicos para dar lo mejor.
Abrazos positivos.
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