El tiempo que pasa nunca se recupera y lo mejor es no lamentarse por ello ni pensar en lo que no se ha hecho, vivido o disfrutado porque, seguramente, no era momento de que ocurriera.
Cuando uno vive todo demasiado rápido, es más que probable que descubra que lo ha hecho sin interiorizarlo, sin experimentarlo, sin empaparse de ello, sino que, lo más seguro, es que haya coleccionado lugares, momentos y experiencias sin tener consciencia de qué significa.
Cuando uno se encuentra a sí mismo y empieza a conocer aquello que le rodea, aquello que le gusta y desea, se da cuenta de algo importante: una vida entera no le llegará. Por eso, cada nueva experiencia vivida y lugar conocido se toma con calma, se vive de otro modo y, sobre todo, se recuerda para siempre, se sabe el porqué se ha quedado grabado en nosotros y, cuando lo compartimos en una conversación con conocidos, amigos o familia, entendemos lo que ha significado.
No tengas miedo de no conocer o no vivir. Vacía tu mente de verdad y será cuando vivas realmente.
Abrazos positivos.
Alejandro Guillán
El método Estanislao