Una planta es un ser vivo que germina, crece, se desarrolla, se reproduce y, con el tiempo, más tarde o más rápido, muere, como lo hacemos cada uno de nosotros.
Cada planta vive en un clima concreto y único ya que, de intentar llevarla a otro, seguramente moriría. Además, necesita unas condiciones de vida concreta y es ahí donde es importante el agua. En función del agua que reciba esa planta, así vivirá menos o más, sufrirá o no.
Si decidimos tener una planta en casa, es importante saber cuánta cantidad de agua necesita y cada cuánto tiempo debemos regarla. Es decir, no sólo tenemos que colocarla en el tiesto adecuado, la tierra que más le beneficie o limpiarle las hojas para que pueda hacer la fotosíntesis de manera adecuada, sino que debemos saber cómo se alimenta, qué nutrientes necesita y el tipo de agua más adecuada para que crezca y se mantenga de la mejor forma posible.
En nuestra vida pasa lo mismo. Cada una de las personas que que tenemos en nuestro entorno, más o menos cercano, necesita unos cuidados distintos a otra y debemos regar y tener un cuidado de manera especial siempre. Eso no quiere decir que alguna de esas relaciones no desaparezca o que aparezcan otras. Lo importante es intentar cuidarlas siempre de la mejor forma posible.
Abrazos positivos.
Alejandro Guillán.
El método Estanislao.